domingo, 23 de marzo de 2014

• Capítulo 38


Narras tú-

Clave los ojos en él durante más de un minuto sin saber qué decir. No se me ocurría nada. La seriedad abandonó su cara cuando vio mi expresión en blanco.

-Está bien —dijo mientras sonreía —No pasa nada.

-Harry yo... —Sentí como si algo se me pegara a la garganta. Intenté aclarármela. —Yo no puedo... quiero decir, yo no... —Respiré hondo —debo irme. —Me volví, pero él me aferró por los hombros y me hizo girar.

-No, espera. Lo entiendo, _________ pero si solo me dieras una oportunidad, ¿no te gustaría intentarlo? —Era difícil concentrarse en esa pregunta, porque Justin amenaza en aparecer constantemente en mi mente. Harry es lindo es muy bueno conmigo. Pero no puedo aceptar esto. Digo... me siento bien pasarla con él, pero no puedo engañarme a mí misma, ni mucho menos a Harry. Mi corazón siente algo muy fuerte por alguien que estúpidamente quiero. Entonces con esto me doy cuenta de todo. Justin... Justin solo... me da falsas esperanzas.
Todas sus palabras, sus besos… ¿Qué es lo que realmente quiere? ¿Por qué se aparece y se esconde… por que se marcha y se queda?
Está tan dentro mí vida y a la vez tan afuera. Hace que trague saliva, al salirme de mis pensamientos mientras que él espera mi respuesta.

-Harry… eres muy generoso conmigo… pero ahora creo que deberíamos ser solo amigos —admití al fin.
Harry esbozó una sonrisa.

-Lo pensé con cuidado estos últimos días para decírtelo, pero creo que puedo respetar lo que sientes, _______. Será mejor que entres, haya te esperan. —Giro mi cabeza hacía atrás un poco, al ver las luces encendidas de la cabaña, muerdo mi labio al imaginar que volveré a ver enfrentarme a Justin.

-Adiós Harry, gracias por la noche. Ya sabes… el sushi, la pasada en la lluvia —Me acerco un poco para besar su mejilla, siento pena por todo esto, y el esboza otra media sonrisa, no muy convencido. Hasta después entrar en el auto, arrancar y después desaparecerse acompañado del humo.
Espero unos segundos antes de entrar a la cabaña… sé que me estoy muriendo de frio, a pesar de la lluvia que termino hace un rato. Pero me siento nerviosa, siento esas maripositas conocidas como cuando entraba a la preparatoria a estudiar como siempre, y tengo que toparme con Justin, pero ahora es diferente. Entre él y yo ha pasado muchas cosas, cosas que muchas desean tener, y hacerme afortunada. Imaginarme su rostro nuevamente, joder… siento que ¡sí! En verdad soy suertuda, lo he besado, lo he sentido, he tenido esa experiencia de sus miradas en mí casi todo el tiempo que estuvimos aquí.
Aunque… yo doy todo y él nunca da nada. Me duele saber que él no es cualquier chico. Es alguien que toda chica quiere tener, que es alguien imposible, a quien no puedes tener. Y lo sé porque él no admite sus sentimientos, solo hace todo lo que se le antoja ¿conmigo? Porque ¿esta aburrido? A veces quisiera acabar con todo esto y deje de hacer de la suyas, pero es tan inevitable no dejar morderse el labio cuando pasa, o cuando se acerca a ti.
¿Qué habrá sentido él, saber que salí con Harry? Esa duda tan enorme… quiero saber lo que piensa, o siente. Pero siento que las evidencias son muy mayores en la forma que lo mira.

-Hola. Siento llegar tan tarde. Pero Harry me…

-¡Yo no lo obligué! —Las fuertes palabras de Ryan, me hizo que quedara completamente en silencio. Entonces solo vi a Ryan que estaba gritándole a su novia. Nicole, Ryan, Chaz estaban, pero Amber y Justin no los veía por ninguna parte. ¿¿Qué estaba pasando??

-¿Nicole? —Caminando lentamente, pregunto confundida.

-¿Tienes idea de lo que le hubiera pasado?—Ella continuó la conversación.
Ryan se río entre dientes.

-No seas estúpida.

-¿Estúpida? ¡Tu amigo hubiera muerto! — ¿Amigo? ¿Justin? ¡A qué se refería! El vello de la nuca se me puso de punta a pesar de que no comprendía una sola palabra de ellos. ¡Que mierda estaba sucediendo realmente!

-¿Desde cuándo te importa, ah?

-¡Cielos, es tu amigo!

-¿Muerto? —Pregunté con un leve temblor en mi cuerpo…y la voz entre cortada. — ¿De qué están hablando?

-Tu noviecito, querida. —Trague saliva con las palabras dignas de Chaz.

-¿Justin? —Digo con hilo de voz… sacudí la cabeza apretando los ojos con fuerza. — ¡QUE ESTÁ PASANDO CON JUSTIN! —Repuse alzando más la voz. Entonces se oyó a alguien bajando las escaleras.

-No quiere ver a nadie. —Era Amber

-¡Que le paso a Justin, que le paso por que no me quieren decir! —Nicole busco mis ojos y luego los desvió para contestar

-El... perdió el oxígeno por segundos… y en cuestión él pudo haber muerto, _______.

-¡Pero porque! ¡Donde diablos estaban, que paso nadie me explica nada! —Entonces suelto las manos de Nicole y me decido subir las escaleras para saber si estaba bien… Justin, no puedo ni imaginar si a él le hubiera ocurrido algo.

-Será mejor que no vayas, ________. No quiere ver a nadie

-No me importa.

Acercándome a su puerta cerrada paso por paso, los nervios y el miedo llegaron tan pronto a mí. Levanto mi mano para tocar pero en el fondo de la situación me avisaba que no lo hiciera, o era el miedo de vivir su reacción. Amber dijo que no quería ver a nadie. Pero tendrá que hacerlo.

Entonces me armo de valor, doy un respiro lento y toco la puerta al fin.

-¡Coño porque mierda no respetan, déjenme tranquilo! —Justin me hizo saltar con su manera de contestar, pero a pesar de eso vuelvo a tocar.

-¿Justin…? —Con el maldito miedo de lo que pudiera pasar, espero unos segundos, y no respondió. Entonces giro la manija de la puerta para abrirla lentamente… entro sin importar nada, y la habitación está a oscuras. Doy unos pasos para acercarme a Justin que esta tumbado en la cama con su cuerpo cubierto en una sábana blanca.

-Hola —Trago saliva antes de decir mi primera palabra frente de él. — ¿Te encuentras bien? —Su brazo está tapando ojos.

-Que haces aquí. —Frío, responde tan frío como el invierno, que hace congelar mi corazón en segundos.

-Me he preocupado.

-Bien. ¿Y?

-Quería asegurarme de que estabas bien —Lanza una risita amarga.

-Vete de aquí, ________. —Auch.

-¿Por qué me tratas así Justin? No creo haber hecho algo malo para que me eches.

-No te echo. Solo déjame solo. — ¿Qué? Estoy tan confundida, me entran las ganas de romper el llanto después de lo que me dice. Escucho un poco castañear los dientes de Justin en lo que él se cubre por completo el cuerpo.

-¿Estás bien? —No responde. Me acerco para jalar la sábana y verle sudar su frente, a pesar de la oscuridad puedo verlo pálido, tan pronto toco su frente húmeda hirviendo en temperatura. ¡Joder!

-Justin… estás hirviendo de fiebre —

-No te has ido… ¿Qué no escuchaste?

-¡Deja de ser tan cruel conmigo, me preocupo por ti!

-Si estuvieras preocupada por mí, estuvieras aquí conmigo cuando me estaba muriendo. En cambio tú preferiste largarte ¡con aquel maldito! —Justin se levanta. — ¿Tú crees que no me he cabreado saber que te fuiste con ese hijo de puta?

Me quedo cayada al tener a Justin gritándome en la cara a poquitos centímetros de mí. Dios mío. El… en realidad está molesto. Muy molesto, hace que se me seque la boca por completo.

-Dime. ¿Te divertiste con tu amiguito? Que hicieron… ¿te invito a un motel o algo? —

¡ESTÚPIDO!

Eché el brazo hacia atrás y tomé el impulso para propinarle una cachetada en la cara, pero antes de poder hacerlo, el detiene la muñeca con todas sus fuerzas, e impedir que lo golpeara. Mirando los ojos rabiosos, su mandíbula bien formada y dura… y de paso su piel pálida, mi mente se limpia en segundos al recordar lo que le sucedió esta noche.
Su mano se abre lentamente hasta soltarme, pero sin dejar de mirarme. Su rostro pálido y con sus mejillas bien coloradas, se trastorna diferente… jadea un poco aprieta sus ojos y posa su mano en su frente.

-¿Justin? —Me asusto cuando veo que pierde un poco el equilibrio y se sienta en la esquina de la cama con dificultad. Su cuerpo estaba temblando, era la fiebre que lo consumía jadeando como si el aíre le faltaba.

-Justin te estoy hablando, respóndeme por favor… —mi voz desvanece haciendo que sujete con mis ambas manos su rostro ardiendo, abre sus ojos y atreves de sus pestañas risadas, su mirada cansada y sus labios resecos pálidos. ¡Santa vaca haz algo!

-Esto puede ser peligroso, tenemos que ir al hospital. Llamaré a los chicos…

-No, no… ven aquí —El sujeta mi brazo interrumpiendo mis palabras y vuelve acercarme a él.

-Estoy bien

-¡No seas tonto! No dejaré que te quedes así como así, me importa tu salud…

-Shhhh…. —Justin se levanta nuevamente y su cara queda a milímetros de mí, puedo sentir su más caliente aliento, mucho más cálido que otras veces. A pesar de lo mal que lo veo, Justin rodea sus brazos para abrazarme apretadamente con su cuerpo desnudo, me encierra tan bien que me penetra su ardiente fiebre completamente en mí.

-______... —Susurra —Lo siento.

-Basta de disculpas.

-No otra vez, no otra vez…. —Vuelve a susurrar con una voz que me está matando ahora mismo… entonces mis manos corresponden el abrazo de él.
Me separo un poco solo para mirarlo cara a cara.

-Eres tan terco. —Justin sonríe débilmente, pero aun así me derrite su sonrisa.

-Estoy odiando verte así —Contesto frunciendo el ceño.

-Como, semidesnudo y sexy? —Guiña su ojo.

-No… idiota. Odio verte de esta manera, te ves realmente mal, no quiero que… te pase nada. Ya lo sabes, no estamos para juegos, necesitas ir al hospital ahora mismo. —Justin se queda cayado casi por medio minuto sin dejar ambos ojos… los cierra y luego vuelve a sonreír.

-No quiero ir al hospital. —Dice sin deshacer el brazo de nosotros, solo de nosotros dos. —Eres enfermera ¿no?

-No lo soy, pero estás ardiendo en fiebre, ¡cuántas veces tengo que repetirlo!

-¡Pero yo sé que puedes hacerlo!

-A sí… Y según tú, ¿cómo puedo yo hacerte sentir mejor?

Justin vuelve a sonreír pero esta vez mostrando sus hermosos dientes de millonario.
Sin desaparecer su sonrisa, clavó sus ojos tan profundos en los míos que me comienza intimidar y hacer latir el corazón más de lo normal.

-Bésame. —Su sonrisa se elimina, para decir con toda la seriedad, en lo que su mano sujeta la mía para detenerla en su pecho desnudo, su corazón.

Actué por instinto dejar caer los brazos a los costados y que me quedé inmóvil, con los ojos abiertos, sin luchar ni sentir, esperando que esto que estoy siendo ahora mismo se detuviera.

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