jueves, 9 de enero de 2014

• Capitulo O4

-Narra Justin-

Me había salido con la mía de nuevo. Si mi mamá se entera que voy a correr me mata.

Llegue a ese lugar en las que cada chico tenía una única oportunidad de demostrar su habilidad con los autos salvajes.
Cada uno estaba con su chica esperar su turno para las revanchas.
En mi caso, acordamos Ryan y yo que le dirá la idiota de Zac que la revancha será conmigo.
El lugar parecía igual, igual como cuando deje de venir aquí.
Siempre las carreras las proponían de noche, mostraba más excitación.

Debido a mi orgullo de ultra corredor no me podía permitir hacer una distancia de 42 kilómetros o menor. Para mis adentros me decía: "Tenía que llegar más que 42 kilómetros, más que 100, más que todo para poder ganar la revancha" aunque no es tan bueno ser orgulloso en este sentido, créanme, y menos cuando se está poco entrenado.
Pero no me importan tengo la experiencia suficiente para derrotar a quien se me interponga en mi camino.

-Llegaste pronto cabrón. –Contesto Ryan mientras se acercaba y estrechando su mano en señal de chocar con mi mano izquierda.
-¿Y el Ferrari? –Dije arqueando una ceja.
–Y lo tienes, sígueme. –Dijo Ryan mientras se retiraba del lugar con una seña de seguir sus pasos.
-¿Seguro que está todo bien? Ya revisaste que no tenga ni puto defecto, no quiero fallas Ryan, no quiero fallas. –Señale a este con mi dedo índice advirtiendo.
-Relax man, esta todo perfecto.

-Justin! –Percate en profundizar en mis oídos al escuchar mi nombre, no hacía falta saber quién era.
-Hola preciosa. –La mire de pies a cabeza.
-¿Te gusta cómo me veo? –Ella poso una sonrisa en sus labios. De verdad se veía tan caliente.
-¿Por qué jodidos te vistes de esta manera. Todos te van mirar mierda, que no ves cuantos hombres hay en este lugar? –Grite.
-Cálmate, me vestí así solo para ti bebé. –Ella se acerco y beso mis labios acariciando la parte superior de mis hombros.
-Ooh, babe no te molestes.

-¿Qué hay Bieber? –Contesto una voz burlona. Mordí mi mejilla interna y mis pómulos se endurecieron al escuchar esa maldita voz del demonio.
-Que mierda quieres –Escupí.
-¿Qué pasa, nervioso? ¿Listo para ser derrotado? –Este se burlo. –Mire a su dirección con mis puños cerrado, mi pecho subía y bajaba lentamente. Bastaba una palabra más para perder el control.
-¿Por favor, nervioso yo? –Dije sarcásticamente. –El se acerco.
-O que, ¿no quieres que te vuelva a dejar en vergüenza delante de todos como la otra vez? Mejor regresa a tu casita Bieber. Sé que perderás esta carrera, yo lo sé. –El sobaba su mano derecha convertida en puño.
Mi ira creció más que lo único que se me ocurrió fue partirle la cara ahora mismo, atreviéndome en encimarme hacia a él. La fuerza en sus manos de Ryan y Deborah alcanzó a detenerme.

-Narras Tú-

Jamás pensé que rechazar a Justin fuera tan fácil, y es que me obligo tener tanta decepción con él junto a estos semestres juntos. Acepto que cuando estuvo a punto de aferrarme hacia el sentí como un aire en mi vientre y miles de maripositas, solo mirando sus jugosos ojos como la miel, mi subconsciente me decía, acércate bésalo, y por otra parte me decía, aléjate, ya no más, recuerda como te ha dañado tu corazón con cada humillación y perdida de dignidad, como crecía mas ese gran hueco que tenia dentro de mi alma. Pero me hice fuerte y lo estoy logrando.

Tome mi celular para marcar el primer número de mi lista.
Esperé tres segundos rápidamente me contesto.

-Hola Nicole.
-Hey _____ ¿qué haces?
-Pues ahorita nada…
-¿Y eso? ¿Por qué la llamada? –Interrumpió.
-Necesito que vengas
-¿Paso algo malo?
-No para nada lo que pasa es que quiero que me ayudes a convencer a mi papá para que me deje ir al baile de San Valentín, ya le dije y la verdad no quiere cambiar de opinión, ¡ayúdame amiga!
-¿_____, crees que yo puedo convencerlo? Será pérdida de tiempo amiga.
-Solo quiero que vengas intentaré insistirlo.
-Está bien lo aré porque te quiero, aparte no quiero que te pierdas esto. –Soltó una leve risita.
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-Narra Justin-

-Ya pensé muy bien en tu castigo –Ryan soltó una pequeña carcajada. –Bueno como quedamos, si me ganas esta carrera. Aparte de ser todo un rey y vencer a Zac te quedarás con mi Ferrari por una semana, ¿entendiste? Una semana. Pero… –Lo mire serio. –Si me pierdes para que veas que no soy tan mamón… Tu castigo será… –Se quedo pensando unos segundos… –Que te ligues a una chica. ¿Si ella logra decirte el sí? Quedas libre bro, y terminas con la apuesta. Recuerda esto queda como apuesta.

-Jajajaja –Me reí a carcajadas sobando mi estomago del dolor que me provoco Ryan.
-¿Ese es el castigo? ¿Sabes con quien estás hablando? Puedo ligar a quien se me dé la gana, cuando sea, donde quiera, como quiera, puedo tener a una perra en mis pies.
-Pues no se te ara tan fácil cabrón. Tienes que acostarte con ella y… y ¡YO LA ELEGIRE!
-¿Qué jodidos? –Alce mis manos.
-Lo que oíste Bieber. –Se volvió a reír. –Puse mis manos en mi cadera, lamí la parte inferior de mis labios.
-Ósea que tengo que acostarme con ella, y no nada más eso ¿tú la elegirás? –Negué con mi cabeza.
-Te volviste más cabrón de lo que pensé. –Mordí mi mejilla, y presione con la yema de mis dedos mi tabique.
-¿Pero sabes una cosa? No tengo por qué preocuparme, pasaré esta revancha. –Di una mirada pícara.
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-Narras tú-

-¿Entonces si me darás permiso papá? –Suplique con una miradita haciendo pucheros mientras entrelazaba mis manos en señal de súplica.
-¿Cuántos hombres? ¿Qué arán? ¿Habrá maestros vigilándolos?
-Papá tranquilo pregunta por pregunta te las responderé, y si habrán hombres, pero relax. Solo bailaremos, la pasaremos bien, ¿verdad Nicole? –La miré insinuando que respondiera
-Este… si señor bailaremos y toda la cosa, yo la cuidare se lo prometo.
-Está bien, no llegues mas de la 1 de la madrugada, ah… y no tomes señorita. Cuando llegues olfatearé tu aliento.



-Narra Justin-

Mi espera termino. Ryan se sentó en el asiento de copiloto y yo obviamente en el conductor. Presionando ambas manos en el volante y tamborileando mis dedos en el, una mujer se atravesó en el camino para ponerse en el medio de mi y Zac.
Baje unos centímetros mi ventana, mirando hacia mi izquierda donde se encontraba el, en ese preciso momento su mirada se entorno retadora. Mientras mis pómulos se endurecían, subí el vidrio, para concentrarme en el camino. Aceleré más y más estando en neutral, aferrando cada vez más, con fuerza, sintiendo esa adrenalina que se percataba en mi estomago.

De nuevo mi mirada se concentro en aquella mujer esperando la señal de fuera.

Ella conformo la señal de salida mientras el acelerador presionaba hasta fondo, entonces esa fue la gota que derramo el vaso, ya no hay vuelta atrás, tenías que apoderarte de ese momento, salir de esa ira que provocaba un gran adrenalina correr por mis venas.

Arranqué mientras las llantas patinaban con fuerza soltando una nube gris de humo.
El kilometraje aumentaba por segundo, primero cincuenta, después setenta, hasta alcanzar ciento cuarenta kilómetros por hora. Pero eso no es nada. Esperaré la oportunidad para alcanzar la velocidad extrema para ganarle a ese hijo de puta.

-¡Maldición! –Grité.
-Puta, Justin corretéalo. –Dijo Ryan mientras apuntaba a Zac que venía a unos centímetros en la defensa del Ferrari.

Aceleré más fuerte de manera que quedáramos casi pegados. Atrás de él haciendo el gran esfuerzo de no golpear la parte trasera de su auto.
A frene al mismo tiempo acelerando di un giro ala izquierda, acelerando a 130 kilómetros por hora, arrebaté a Zac antes de que él se quedará atrás a diez metros de mí alcance.

Nos fuimos tirando mierda, en rectas de ahí llegábamos hasta casi 170 k/h. Joder que excitante es esta mierda, tan adrenalina corriendo por mis venas.
Ryan se encontraba a mi lado mientras él en varias ocasiones terminaba por sujetarse cada vez que daba un giro patinando las llantas en el pavimento.

-Joder, Justin casi le das la madre al idiota de Zac ¡DERRIBALO! –Grito Ryan. –
Con mi ventana hacia abajo, escuche unos gritos dirigiéndome hacia a mí Deslice mi mirada hacia la izquierda.
-Te vas a morir perro. –Concluyo Zac estando a un lado de mí, mientras yo intentaba acelerar con todas mis fuerzas. – Ese hijo de puta no se iba a salir con la suya.

Antes de llegar a una curva, Zac alcanzo estar detrás de mí, mientras lo esquivaba para no darle paso al frente, aceleré con toda las fuerzas hasta el fondo.
Teníamos la carretera solo para nosotros.

Al salir de la curva, comencé de 4ta pase a 3ra, a los 120 k/m pase a cuarta y acelerar a fondo.

-Lo matamos Ryan –Ya no había señal de él, lo perdimos totalmente, y esta vez saldría triunfador. –Dije mientras ambos chocábamos la mano solemnemente.
-Ese hijo de puta de seguro se estrello por ahí, ahora acelera con todas tus fuerzas Justin, nos queda solo un kilometro y ganar los dolaritos. –Ryan mascullo con una risa burlona.

En ese momento se escucho un. ¡POOM!

-Mierda ¿que fue eso? –Contesto Ryan confuso. El carro se giro a gran fuerza, debido a la alta velocidad. Presione a fondo el freno mientras el auto se giraba totalmente a 160 grados.
-¡MIERDA RYAN NOS VOLTEAMOS! –Mis manos se aferraron con todas mis putísimas fuerzas al volante intentando sostenerlo en una sola dirección. El aire se formo en un gran humo mientras el cemento se formaba un gran dibujo de llantas patinadas, el carro se dirigió a cerro que antes de estrellarme a él levante el freno de manos para asegurarme de no quedar muertos en ese instante. El auto se detuvo apagándose el Ferrari.
Ambos entonábamos una respiración acelerada sincronizada mente quedados en Shock.
Un sonido se escuchaba desde lejos, era Zac que continuaba con su carrera a toda velocidad, este disminuyo mientras su puta voz sonó en media de la noche y la carretera vacía.
-Nos vemos Bieber. –Este soltó una carcajada a morir. Mientras él se alejaba a toda velocidad rechinando sus llantas el desapareció.
-Hijo de puta te dije que revisaras las llantas maldito imbécil. –Reclamé
-Justin, yo revise todo perfectamente, e incluso cambié las llantas man.
-De seguro ese hijo de puta volvió a meter sus malditas manos en mi camino. Pero me las va a pagar.

Regresando como pudimos lentamente en el carro para no dañarlo más de lo que ya estaba, llegamos a donde todos estaban esperando, al parecer todos supieron de la maldita desgracia que ocasionó Zac.
Mire a todos lados en señal de ese pedazo de mierda y no encontré nada.

-Donde esta Zac –Fruncí el ceño.
-No sabemos, el tomo el dinero y se largo.
-Como siempre el hijo de puta jugo sucio y ahora no quiere dar la cara, maldito imbécil –Maldecía con todas mis ganas, mientras cerraba con un gran portazo el Ferrari.
-Pero me las va a pagar el maldito, juro por Dios que lo pagará.
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